¿SIRVEN LOS PLANES DE GOBIERNO EN NUESTRO PAÍS?
Socio de A&R Instituto
de Investigación Aplicada e Innovación
En
teoría, en cualquier organización pública o privada, los planes deben ser
considerados de vital importancia. Tratándose de un nivel de gobierno, estos
deben ser el referente principal para la gestión, así como para los procesos de
monitoreo y evaluación: sin embargo, en la práctica, es común observar en
nuestro país, la poca importancia que se les da, inclusive desde la postulación
de un candidato al gobierno nacional, regional o local. También, se observa, la
poca importancia que les dan los electores, cuando no votan por una buena
propuesta programática, ni por un excelente plan, y son pocos los que se
interesan que se cumplan. La falta de una cultura de planeamiento y de evaluación
de cumplimiento, no es solo responsabilidad de candidatos, sino de la propia
sociedad civil, y principalmente de la clase política que mantiene esto, sin
lugar a dudas porque les conviene, un marco normativo no vinculante entre el
plan y la gestión. Esto puede ser parte de la estrategia para que nada cambie,
para que se perpetúe el modelo económico y la “santa democracia” que vivimos.
Aunque hay cada vez más, de los que pensamos QUE ESTO NO ES UNA DEMOCRACIA, tal
vez una Oclocracia o peor aún una CLEPTOCRACIA.
De
otro lado, observamos que el SINAPLAN – Sistema Nacional de Planeamiento que
lidera el CEPLAN, ha hecho un gran esfuerzo, para actualizar la metodología y
herramientas para mejorar el sistema, pero vemos que NO HAY VOLUNTAD POLITICA, esto
lo vemos permanentemente en el Congreso, y en el ejecutivo, el poder de
decisión, lo mantiene siempre, el Ministerio de Economía y Finanzas, ligado al
manejo de los sistemas de presupuesto, contabilidad, tesorería, los programas
de incentivos y de Presupuesto por Resultaos. En consecuencia, bajo estos
mecanismos, los procesos de Descentralización y Modernización del Estado (Políticas
de Estado 08 y 24 del Acuerdo Nacional) quedaran por mucho tiempo en la agenda
nacional pendiente.
Para
elegir al nuevo Gobierno Nacional, en la Resolución N.º 0330-2020 del JNE, se pide
considerar los Objetivos de Desarrollo Sostenible-ODS[1]. Para observar el
cumplimiento de esta exigencia, tenemos un reciente estudio de la Universidad
del Pacífico[2].
De otro lado, el formato para alcanzar el resumen del Plan de Gobierno, pide la
priorización de LOS PROBLEMAS, OBJETIVOS ESTRATEGICOS, INDICADORES Y METAS CON
VALOR CUANTITATIVO (2021 - 2026), esto para cada una de las DIMENSIONES:
SOCIAL, INSTITUCIONAL, ECONÒMICA Y TERRITORIAL-AMBIENTAL. En consecuencia,
si no hay un adecuado alineamiento de los planes de gobierno, con los ODS al
2030, y a su vez estos no apuntan AL DESARROLLO, ni al cierre de brechas, ni la
priorización de los problemas, objetivos estratégicos, entonces corresponde
hacerse la pregunta ¿Para qué sirven estos planes?
También es importante observar, si los planes, INCORPORAN
LINEAS ESTRATEGICAS PARA LA ACCIÓN, un plan de arranque, y pautas para el
monitoreo y evaluación; si esto no es así, serán simples documentos para el archivo, pero no un
referente técnico, ni factor claves de éxito para la gestión gubernamental, que
oriente o facilite el desarrollo de nacional, regional o local.
El
primer pilar de la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública
está referido a POLITICAS Y PLANES, el SINAPLAN señala ampliamente la
articulación de los planes sectoriales, territoriales e institucionales, estratégicos
y operativos, mas no desarrolla la importancia y mecanismos para la necesaria
articulación con los planes de gobierno.
El
SINAPLAN navega bien en el aspecto técnico y un plan de gobierno generalmente
se queda en el plano político; por tanto, aquí falta incorporar en el modelo, a
los planes de gobierno, como bisagra entre lo político y lo técnico, asimismo
también falta integrar y facilitar al gestor público, para que tenga una mirada
politécnica y estratégica para el desarrollo.
La
experiencia nos dice, que los planes de gobierno con enfoque para el
desarrollo, son de vital importancia, pero observamos, que solo la calidad y
coherencia de los planes, no garantizan una buena gestión, porque está de por
medio, el desempeño y coherencia de la clase política, sea esta de gobierno o
de oposición, y de otro lado, el compromiso, liderazgo e integridad de los
gestores públicos. La experiencia nos dice también, que entre otros factores
claves de éxito o factores limitantes, tenemos al capital social, participación
y compromiso de los partidos políticos, la sociedad civil, y los niveles de
institucionalidad y gobernanza que permitan auspiciar y apoyar la gestión y un
buen gobierno para el desarrollo.
Finalmente,
después de las reflexiones señaladas en el párrafo anterior, podemos ensayar a
manera de conclusión, que teniendo un débil marco normativo y de espaldas a las
exigencias para facilitar cambios reales que orienten al desarrollo nacional,
LOS PLANES DE GOBIERNO, no sirven como referente para la gestión gubernamental.
Esta última se queda en lo administrativo, mirándose el ombligo, haciendo
resistencia pasiva al cambio, por eso que se hace más de lo mismo. No hay
articulación ni punto de encuentro entre lo político y lo técnico. De otro
lado, mientras los políticos, no tenga una mirada estratégica para el
desarrollo y estén mirándose el ombligo en sus pleitos domésticos, y no asuman
nuevos enfoques, actitud y compromiso, estaremos destinados a que todo esto no cambie,
más aún si continua en la agenda pendiente nacional:
·
Fortalecer
una cultura de planeamiento, monitoreo y evaluación de la gestión pública desde
la sociedad civil.
·
Revisar
el marco normativo para hacer vinculante los planes de gobierno nacional,
regional y local.
·
Fortalecimiento
de valores cívicos y de participación ciudadana en el ciclo de la gestión
gubernamental.
·
Reforma política
y electoral para cualificar la representación nacional, regional y local.